Madre de dos hijos y reina de Portugal a fines del siglo trece. Al morir su esposo distribuyó sus bienes entre los pobres e ingresó en la Orden Tercera de san Francisco. Su memoria perdura en la iglesia por su bondad, paciencia y fortaleza de ánimo en medio de las pruebas que tuvo que soportar. (Cfr. Libro de la Sede).
También el matrimonio y la familia están heridos por el pecado: violencia, celos, infidelidad, rencillas entre hermanos... Uno puede amargarse... o tomar esa Cruz y empeñarse en vencer el mal con abundancia de bien. Este fue el camino que eligió santa Isabel, esposa de Dionisio de Portugal.
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