viernes, 11 de junio de 2010

EL INMACULADO CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA, Memoria obligatoria

Misa de la memoria (blanco).
MISA L: ants. y oracs. props. (cf. final del mes de junio), Pf. I SMV «en la veneración»
LECC.: vol. IV (sólo 1 lect. y salmo), pág. 615.
- 1R 19,19-21. Eliseo se levantó y marchó tras Elías.
- Sal 15. R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
o bien: cf. vol. V, pág. 104.
el Evangelio: vol. V, pág. 104.
- Lc 2,41-51. Conservaba todo esto en su corazón.
Liturgia de las Horas: de la memoria.
 
Primera Lectura:



Isaías 61, 9-11



La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos.
Los que los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor.
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

 

Interleccional: 1Samuel 2, 1. 4-8



R. Mi corazón se regocija por el Seño, mi salvador.
1. Mi corazón se regocija por el señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación.
2. Se rompen los arcos de tus valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía.
3. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria.

 

Evangelio:

Lucas 2,41-51



Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.”
Él les contestó:
“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.

***
Al pie de la Cruz, Santa María recibió a los discípulos de Cristo como hijos. Hoy contemplamos su Corazón Inmaculado que nos llama a la conversión. Decía san Josemaría que a Jesús se va y se vuelve por María.




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